lunes, 7 de septiembre de 2020

Emociones

"Las emociones no expresadas nunca mueren.
Quedan enterradas en vida y emergen más adelante de formas más desagradables."
(Sigmund Freud)



Hoy les propongo que hablemos de emociones. Ese campo tan extenso y a la vez tan desconocido.

Si definimos la palabra emoción encontramos que:
"Las emociones son estados afectivos que experimentamos. Reacciones subjetivas al ambiente que vienen acompañadas de cambios orgánicos -fisiológicos y endocrinos- de origen innato. La experiencia juega un papel fundamenta en la vivencia de cada emoción. Se trata de un estado que sobreviene, súbita y bruscamente, en forma de crisis más o menos violentas y más o menos pasajeras."

Entonces partiendo de esta definición (encontraremos muchísimas, justamente por la amplitud del concepto) la idea de hoy apunta a explorar un poco esa parte “no expresada”, esas emociones que vamos juntando, a veces sin darnos apenas cuenta porque la vida nos sumerge en una vorágine en la cual no queda mucho espacio. Y entonces cuando aparecen, las hacemos a un lado esperando que desaparezcan como por arte de magia. Algo que nos queda por decir y callamos, un enfado no resuelto, un dolor por una ofensa o tal vez expresar ese amor por alguien, o la felicidad que nos produce estar con esa persona. No siempre se esconden emociones negativas. Callamos también el amor, la alegría, la vulnerabilidad.

Pero no por ocultarlas desaparecen, y muchas veces ese cúmulo de emoción guardada comienza a manifestarse de muchas maneras. Una de ellas es a través del cuerpo. Podemos somatizar las emociones y enfermamos. No tiene que ser una enfermedad de gravedad, pero sí, hay síntomas físicos que aparecen. Dolores, cuadros de ansiedad, tristeza, problemas digestivos etcétera.

En estos meses tan complicados que hemos transitado, en mayor o menor medida tod@s hemos pasado por diferentes emociones. La propuesta es que nos cuentes -si te apetece- cómo las has gestionado, o cómo gestionas en general este campo esencial.
¿Qué te han enseñado? ¿Cómo has vivido el encierro? ¿Has aprendido algo nuevo sobre ti? 

Te esperamos!


                                                                                                                  Luna & Alma

lunes, 3 de agosto de 2020

Vacaciones


Pues sí, ha llegado la hora de descansar, de desconectarse de todo(s),
hasta de un@ mism@, como dice LunaRoja,
que es lo más difícil...
Nosotras te proponemos de hacerlo,
de tomarte un tiempo para contigo mism@,
comienza esa lectura que has dejado pendiente desde hace rato;
llama y visita a algún amigo que no ves desde ya tanto;
escucha música;
toma sol;
come algo sabroso...

...en fin, disfruta de la vida,
la que tienes.
Enfoca lo positivo y celébralo,
aquí estaremos el primer lunes de septiempre
para continuar con nuestros diálogos y reflexiones.

Te esperamos...
...felices vacaciones!!!



Alma y Luna

lunes, 6 de julio de 2020

UN HOMBRE Y UNA MUJER

"Hasta cierto punto, existe una parte de todos nosotros que vive fuera del tiempo. Quizás nos percatamos de nuestra edad solo en momentos excepcionales y, la mayoría de las veces, no tenemos una edad asignada."
(Milan Kundera)


Hace unas semanas, ví una película que me hizo reflexionar (en esta cuarentena forzosa que pasamos, hubo tiempo para todo). La película se llama: "LOS AÑOS MÁS BELLOS DE UNA VIDA". Es la secuela de otra titulada: "UN HOMBRE Y UNA MUJER" de Claude Lelouch y está protagonizada por los mismos actores cincuenta años más tarde.

Si en la primera parte la historia arranca cuando dos jóvenes viudos se conocen, se enamoran e inician una fugaz relación fulgurante e inesperada que parece no fructificar ante la imposibilidad de que ella olvide a su marido; en la segunda, vuelven a encontrarse 50 años después.

En la actualidad, él, un antiguo piloto de carreras, se pierde un poco por los caminos de su memoria. Su hijo entonces intenta ayudarle a encontrar a la mujer que su padre no supo guardar junto a él, pero a quien rememora continuamente. Cuando el encuentro se produce (lleno de flashbacks de la primera película) podemos ver el paso del tiempo en los dos protagonistas, los separan cincuenta años. Ambos son dos ancianos, ella llena de vida aún, marcada por los años pero conservando su belleza y su magnetismo. Y él, un anciano más deteriorado, con problemas de movilidad y memoria pero que mantiene esa sonrisa que aún conserva y lo hace reconocible.

El impacto, es muy fuerte. Porque al estar construida en los dos tiempos, es palpable el transcurrir de éste y la  huella que ha dejado. El reencuentro en este ahora, es amoroso y cuidado. Ella intenta hacerle recordar y vivenciar sitios y momentos que compartieron, a él le cuesta pero tiene momentos de lucidez donde la reconoce. Los dos tienen la oportunidad de cerrar círculos que quedaron abiertos del pasado. Pero ambos lo hacen desde un lugar tan respetuoso y generoso que me hizo pensar que quizás la vejez, aunque nos quite la belleza, el fulgor, el resplandor, nos dota de un estar presentes desde lo que es importante de verdad. Y además, que la belleza física aún perdura en algún punto de nuestro cuerpo. Unos ojos que brillan, una boca que lanza una sonrisa, unas manos arrugadas pero que mantienen el calor del amor. Ninguno ha perdido su esencia. Mantienen esa identidad que los enamoró. La vida les ofrece ese encuentro inesperado y ambos se entregan a él con felicidad y alegría.

Cuando terminó la película, me quedé pensando en que vivimos en una sociedad en la que los mayores se vuelven invisibles, a medida que vamos cumpliendo años se nos vende la eterna juventud y vamos desapareciendo. Detrás queda la sombra de la soledad o el abandono.

Por suerte creo que ahora eso está comenzando a cambiar lentamente. La vejez está dejando de ser un estigma, queda vida por delante, queda el amor por vivir, queda la curiosidad y el aprendizaje.

¿Te apetece dejar tu opinión? ¿Cómo llevas el paso del tiempo? ¿Te afecta? ¿Te sientes identificado con este argumento?


Luna & Alma

lunes, 8 de junio de 2020

En tu lugar

"Pero una cosa es cierta: no me atrevo a juzgarte. Sé que cuando uno ve las cosas desde afuera, cuando uno no se siente complicado en ellas, es muy fácil procalamar qué es lo malo y qué es lo bueno. Pero cuando uno está hasta el pescuezo en el problema (y yo he estado muchas veces así), las cosas cambian, la intensidad es otra, aparecen hondas convicciones, inevitables sacrificios y renunciamientos que pueden parecer inexplicables para el que sólo observa."
("La tregua", Mario Benedetti)


Hay personas que cuando se les cuenta algo tienden a pensar que se está buscando una respuesta, una solución a lo dicho; y entonces se suelen soltar frases del tipo: "sé cómo te sientes "; "sé por lo que estás pasando"; "yo en tu lugar..."; "lo mejor que podrías hacer..." ...y quien más tenga, más diga. Pero no creo sea esto lo que alguien busca cuando expresa lo que está pasando, lo que siente, lo que vive.

Y tal vez esto no sea ni siquiera la verdadera empatía... hace unos días escuchaba una charla de Marwan y en un momento dijo una frase que me hizo eco: "empatía sea tal vez vaciarse de uno para llenarse del otro" y, así, mirar con los ojos del otro. Y esto es tan, pero tan difícil de realizar.

Porque uno es sus circunstancias; uno es su historia, es todo lo vivido y que ha hecho que lleguemos a ese punto en el modo en que lo hicimos. Entonces, ¿cómo se puede suponer que puedo colocarme en el lugar del otro? ...es simple, no puedo. Porque, aún si dos viven la misma exacta situación, la experiencia no será la misma, ésta dependerá de quiénes somos, de todo lo antes vivido.

Tal vez deberíamos aprender a que no siempre debemos dar respuestas, porque nadie nos está haciendo preguntas. Tal vez sólo debemos escuchar, no simplemente oír lo que nos dicen... escuchar al otro; extenderle los brazos, brindarle un refugio donde hacer nido; recordarle a ese otro quién es, que todo pasará y que mientras tanto, puede contar con uno.

Alma & Luna

lunes, 11 de mayo de 2020

Los pilares del amor

"Todos conocemos a esa pareja que para nuestra admiración, lleva casi media vida compartiendo un mismo proyecto. Ahora bien, tal y como nos dicen los expertos en este tipo de terapias, más allá de los años en que se mantiene ese vínculo está la calidad del mismo. La clave por tanto está en la satisfacción percibida, en la capacidad de crecimiento y en toda esa serie de estrategias que hemos aprendido a desarrollar para sostener la relación para ser felices."
(Dolores Rizo, psicóloga)




La imagen que abre hoy este post, tiene nueve ítems, que representan los factores que hacen que una pareja funcione y se mantenga a lo largo del tiempo.

Son nueve vínculos que funcionan como una red que sostendrá la relación especialmente en los momentos menos buenos.

Si nos detenemos en ver cada uno de ellos, realmente ofrecen una imagen ideal de lo que es una pareja. Pero a veces no funcionan todos como un engranaje perfecto.

Hay situaciones, épocas, circunstancias, que a veces nos hacen tomar caminos diferentes, o desarrollos distintos. Durante el tiempo que dura la relación, la evolución de cada uno de los miembros de la pareja puede ser distinta. Sin embargo... ¿se puede seguir funcionando?

Una vez leí algo de Jorge Bucay (que no me gusta demasiado) que me hizo pensar y darme cuenta de que realmente la pareja es lo que él -haciendo una especie de juego- expresaba como que la pareja tiene tres miembros: Yo, tú y nosotros.

Los miembros de la pareja funcionarían como dos entes individuales, con sus historias previas que deben trabajarse cada uno,  que apuestan por un “nosotros” que es el proyecto común que los vincula. Si no hay desajustes entre esta “trilogía” todo fluirá y se cumplirán los nueve ítems que abren este post.

Nos encantaría saber qué mirada u opinión tienes acerca de esta propuesta, o acerca de lo que son las relaciones de pareja en general. ¿Crees que puede cojear una relación o terminarse si alguno de esos puntos deja de funcionar? ¿Crees que mantener tu individualidad en la pareja enriquece el vínculo?

Te dejo este enlace para que si te apetece leas algo más.

¡Te esperamos!



Luna & Alma

lunes, 13 de abril de 2020

Números

"Si el ser humano causa tanto dolor,
¿qué derecho tiene a quejarse cuando sufre?"
(Romain Rolland)


Creo que, como todos, estos días he estado pensando y mucho. Leo, no sólo libros y los blogs amigos, sino opinionistas, psicólogos, filósofos, abuelos, maestros... seres diferentes, con diferentes creencias, culturas, religiones, posiciones. Y escucho tanto hablar de números... ¡cuántos de estos invaden todos los discursos!

Y fue justamente leyendo uno de estos blogs amigos hace unas semanas (el de Ernesto), cuando me quedé reflexionando, hilvanando ideas, pensando en algunas cosas, como un puntapié inicial.

No es que quiera quitarle importancia a lo que está sucediendo, de ninguna manera, porque la tiene y mucha. Siempre he dicho que la pérdida de cualquier vida es mucho más de lo que se tendría que tolerar. Pero ¿por qué ahora estamos tan desesperados por estas muertes? ¿Por qué hoy los números nos asustan tanto? ¿Será porque ahora esta ruleta rusa tiene cargada más de una bala y nos puede tocar a cualquiera?

Por ello me recordé de una vieja publicidad argentina sobre el SIDA que, parafrasando a un viejo texto de Bertolt Brecht escrito en Berlín en 1933, se me parecía bastante a los tiempos que estamos viviendo (te dejo aquí la publicidad por si te interesa). Y ¡qué paradójico! ...un texto escrito por un exterminio, un holocausto; usado para hablar de un virus, otro virus, que afectó (y afecta) a millones de seres humanos, que a algunos se les “escapó” y que antes de pensar en el ‘bien común’, se dudó por el costo que esto implicaba... (analizar la sangre costaba un U$S1 y antes era mejor dejar que millones se contagiaran). ¿Qué hizo cambiar esa posición? ¿Ha realmente cambiado?

Ya que en el último mes parece que los números interesan por sobre manera... a finales del 2016 se calculaba que 36,7 millones de personas habían contraído el virus de HIV, siendo 1,6 millones sólo ese último año. En los últimos 16 años que llevo viviendo en Italia, no recuerdo la última campaña publicitaria de prevención de esta enfermedad, ni de sexo seguro ni nada. ¿Será porque el HIV no ataca al ciudadano europeo medio? (...no dejen de notar mi normal ironía). Y ¿si no habláramos de una ‘enfermedad’? Perfecto, otros números: se calcula que hasta el año pasado, morían alrededor de 8500 niños menores de 15 años por hambre. Sí, han leído bien, 8500. Pero claro, eso sucede en el continente africano y en América latina, no en las regiones más ricas de Europa. Y mucho menos escala el Empire State y aniquila esa ciudad con un estornudo... pero sucede y, lo peor de todo, es que en unos días, unas semanas, unos meses a más tardar, saldremos a la calle a festejar porque ha terminado el confinamiento, y todo volverá a la “normalidad”.

Y, en algún lugar del mundo, seguirán muriendo miles de seres humanos por la negligencia y la ambición de otros.


Alma & Luna



[En ningún momento es la intención de estas palabras “repartir” culpas ni mucho menos ‘rasgarse’ las vestiduras. Yo, Alma, soy tan parte del problema, cuanto otros; tan responsable como el que más. Soy de las que cree que todos y cada uno formamos este mundo en el que vivimos, y somos responsables de nuestras ideas y principios. Esto ha sido, como otras veces, una reflexión en voz alta a la cual los invito; ninguna verdad absoluta, y siempre abierta al diálogo. Cuídense mucho... mi cariño siempre.]

lunes, 23 de marzo de 2020

Si muero hoy

"Nadie quiere morir. Incluso las personas que quieren ir al cielo no quieren morir para llegar allí. Sin embargo la muerte es el destino que todos compartimos; nunca nadie ha conseguido escapar. Y eso es lo que debería ser, porque la muerte es muy probable que se al mejor invención de la vida. Es el agente de cambio de la vida. Limpia lo viejo para dar paso a lo nuevo."
"Recordar que voy a morir pronto es la herramienta más importante que he encontrado para ayudarme a tomar las grandes decisiones en la vida."
(Steve Jobs)


Hace un tiempo atrás, hablaba con amigos y en la charla, salió el tema de la muerte a raíz del fallecimiento de un conocido. En una edad en la que ya había vivido muchas etapas vitales y podía considerarse con una vida plena o, por lo menos, satisfactoria por lo que todos lo conocíamos. Pero aún así, y dada la época en la que vivimos, con una esperanza de vida mucho más larga que años atrás, podría haber vivido mucho más también.

Durante esa charla, pensé la siguiente pregunta que les planteé a mis amigos y que hoy quisiera dejarles a ustedes.

Si murieras hoy, ¿qué te quedaría pendiente?

Es decir, ¿cuántas cosas te quedarían por hacer?, ¿cuántos deseos por cumplir? o sencillamente ¿cuántas metas de las que te habías propuesto alguna vez?

En apariencia puede parecer una pregunta superficial pero no, no lo es. Y me quedé reflexionando luego desde mi propia voz interna. ¿Tanto me queda por cumplir? ¿Realmente hay cosas que no quiero dejar de hacer? Mis vivencias hasta ahora ¿han sido plenas y completan mi vida o mis aspiraciones?

Como soy de darle muchas vueltas a las cosas, intenté ser honesta conmigo y decirme las cosas claramente. El resultado me dejó entre tranquila y preocupada, aunque parezca un contrasentido. Porque mi respuesta era que si hoy muriera, creo que he hecho y he vivido mucho más de lo que jamás hubiera pensado o soñado. Está claro que, podría añadir más viajes, más retos, más metas. Pero eso no es algo que premeditadamente haya estado presente y pendiente en mi “línea o proyecto de vida”.

Y en estos días que todos estamos viviendo, donde la incertidumbre y la angustia, tal vez, empiezan a ganar terreno en nuestras cabezas, quisiera preguntarte: "Si murieras hoy, ¿qué te quedaría pendiente?". Pero te repito, no es un listado de cosas que te apetecería hacer... sino pensar, reflexionar, si realmente hay algo que hayas dejado, aplazado por mucho tiempo, hasta abandonado; algo como para poder decir: "podría irme sin cosas por vivir o resolver" o, en cambio, "estoy seren@, porque he vivido".


Luna & Alma